jueves, 28 de noviembre de 2019

SEPTIEMBRE



El miércoles el chef Jaime Monzón abrió de nuevo las páginas de Septiembre

Autofobia se escribió desde la libertad, para jugar con los miedos cotidianos, para que en lugar de frenarme, me impulsen. El miedo es un excelente trampolín para entrar de lleno en el deseo. En Autofobia flirteé con mis miedos, me los follé. Es imposible “hacer el amor” con el miedo, siempre hay una extraña relación con él más cercana al fuego que al cielo.

Septiembre es un desgarro. Es un libro escrito desde la herida, un libro que alguien me dijo una vez que no publicase, un libro que me permitió mirarme por dentro y sanar. Se escribió en el año 2005 y se publicó diez años más tarde. ¿Por qué? Porque sentí que era necesario, porque rechazar el pasado es no enfrentarse a él y esto imposibilita vivir en el meollo del presente.

Hablábamos hace poco del viaje, de esos viajes que pronto serán tan importantes en mi vida. Cuántas veces habremos escuchado eso de que lo importante es el recorrido y no el destino. Opino que es todo importante, es importante ir, es importante cómo se llega, cuándo, quedarse... incluso el regresar es otro viaje.
El turista regresa intacto tras habitar un falso paréntesis. El viajero se pasa la vida transformándose y es experto en el arte de la improvisación.

Yo no soy Autofobia, tampoco soy Septiembre, y sin embargo soy ese trayecto que hay desde un libro a otro.
Aún no me quedo, afortunadamente. Ahora soy la que camina entre maneras de escribir, la actriz que se muestra fingiendo ser quien es hasta que lo es.

La escritura también es un disfraz que nos desnuda.

Gracias Meninas Cartoneras y más gracias a HUERGA y FIERRO Editores por publicar mis letras, por invitarme a viajar creciendo.



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