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jueves, 14 de julio de 2016

MIEDO A QUERER BIEN

Imagen de Duy Huynh


Le comenté:
—Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:— ¿Te gustan solos o con rimel?
—Grandes,respondí sin dudar.
Y también sin dudar me los dejó en un plato y se fue a tientas.

Ángel González

En la pared permanecen todas las fotos en blanco y negro que haces a mi sonrisa.

Esta noche el frío me despertó. La sábana se había deslizado hasta el suelo a causa del viento.
La pesadilla comenzó cuando cerré la ventana. Mi piel se relajó con el calor provocado por el roce de la tela. Tú insistías en colarte bajo mis párpados para ver de cerca esa tristeza bella, de la que tanto hablas. 
El primer día que te vi,  me pediste que no la escondiese; no sé mostrarla. 

A veces me da miedo que el latido de tu corazón agite mi almohada.
A ti nunca podría transformarte en cicatriz.
A ti no quiero recordarte por las fotos de mi sonrisa en blanco y negro.

Te presenté a las arañas que recorren mi piel.
Te presenté a todas las mujeres que habitan en mí.

A veces me da miedo que consigas acariciar mi tristeza y que las fotos cobren color.
A ti nunca podría pedirte una dosis de culpa.
A ti no quiero esconderte como si no ocurrieras.

Hoy al amanecer me picaban las pestañas. Sé que esta noche te has instalado en mis sueños pero cuando estás tan cerca no escucho tu voz.
Yo también hago fotos en blanco y negro. Elegí tus ojos, ellos nunca podrán ocultar tanto como el movimiento calmado de tus manos.

Por todo lo que ha sucedido, esta noche he roto el cuaderno,  he jugado con las veintidós cartas.
Empecé a escribir pero las palabras tenían un desagradable aroma a los años pasados.
Por todo esto he roto el cuaderno, y jugué con las imágenes que descolocan mi rutina. 
Es mi forma de aliviar ese dolor de mi mirada al despertar. 

A veces me da miedo que se mezcle mi locura con la risa de tu ombligo. 
A ti nunca podría instalarte en el futuro.
A ti no quiero regarte con mis lágrimas.


jueves, 28 de abril de 2016

MIEDO A SER INVISIBLE

Imagen de Miwa Ogasawara

Pero del tiempo que habla, no queda más que un muro

Golpeando en una tumba como un velo podrido.
La eternidad busca un reloj de pulsera

André Breton



Cuando no me ven,
soy nadie,
y sin tamaño. 
Un alma vestida de dudas,
en busca de un recipiente
que la acomode los domingos. 
Pido un cuerpo
tras una cruel resaca
de emociones desatadas. 
Pero hoy, 
ni siquiera amanece.  
Ningún instante,
ni abrazos posibles,
cuando no me ven. 
Hoy me falta el  margen
donde escribir palabras,
la página en blanco
para dibujar el sol,
la  pluma necesaria
para dar calor.
No disfruto de abrigo, 
no tengo frío. 
Tampoco lloro 
¿Dónde están las lágrimas
que mojan mejillas?
Ausencia de besos.
Ya no hay pómulos, 
no hay rostro. 
No camino, 
ni rompo espejos.
No muerdo, 
no gimo. 
No hay nada
y solo hay miedo. 
Sin orgasmos, 
sin yemas de los dedos, 
sin ruido, 
sin memoria. 
Dime alma,
¿por qué lo único que haces es doler, 
cuando no hay cuerpo?