HACER BARRIO

Echaba de menos lo que yo llamo “hacer barrio”.

Nací en Carabanchel y cada vez que he intentado implicarme mediante propuestas ha sido difícil, sin resultado. Al barrio no le sobran recursos y cuando una trabaja con la Administración termina “administrada”. No hay cosa que peor lleve la creatividad que ser gestionada.
Hay otro barrio dentro del barrio que no aparece en esas noticias chulas de artistas que alquilan naves en zonas que pedían a gritos atención. Naves que se pueden apañar con muebles nórdicos y a las que se accede fácilmente en una bici vintage. 

Pero no es realidad todo lo que reluce. 

Ahora estoy dentro, en el meollo. Estoy aportando lo imposible en un cole donde habitan profesionales con ganas. 

Hay niños que caminan lento, letras ininteligibles, niños faltos de abrazos con padres faltos de tiempo. 

También hay una bendita sobredosis de curiosidad, preguntas preciosas, atención (lo llaman déficit cuando quieren decir aburrimiento). Hay un abanico de posibilidades que me gustaría explorar, que me gustaría fuese eterno. 

Yo los martes y los jueves obtengo miradas limpias, orejas de par en par y un cariño inmenso.