jueves, 5 de julio de 2018

TRES VIDAS

Fotografía de Souichi Furusho 


Me dijo que le llevó tanto tiempo aprender a vivir que una de las nornas le otorgó tres vidas.
Yo no supe leer el gesto que acompañaba sus palabras. 

La primera vida comenzó como todas, con un nacimiento, como si fuera la única, pero se tornó en simulacro.

La segunda vida fue precedida de un susto; después tardó unos años en encontrar su cuarto. 

Siguió preocupándose por el futuro, los relojes, los calendarios, las agendas… sin dedicar tiempo a subrayar un ahora.

La tercera vida comenzó con un alivio, una puerta abierta, maletas y el movimiento de esas alas que no se había atrevido a utilizar. Reconoció que mantenía aún el susto de la anterior y por eso le dolía el pecho.

Sí, aquella mujer aprendió a vivir en su tercera vida; sacudió el polvo de su espalda, olvidó los escombros y jamás gastó su tiempo con aquellas personas que le lanzaban la palabra “suerte” 

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