jueves, 5 de julio de 2018
LAS GEMELAS
Ángela y Tatiana Cruz eran idénticas por fuera pero habían dividido sus tareas, una de ellas se decantaba por el deber y la otra por el placer.
Cuando se preguntaban cual de las dos era más feliz, no encontraban respuesta.
Hubieran preferido poder intercambiarse un rato cada día y aprovechar su similitud para trastocar sus agendas y vivir de vez en cuando al otro lado.
En realidad, solamente el deber podía anotarse en una agenda.
Los padres de las hermanas Cruz les regalaban una a cada una el último día del año.
Una de las agendas, la dedicada al placer, se mantenía en blanco y no porque su dueña no hiciese nada, sino porque hacía tantas cosas que no le quedaba tiempo para anotarlas. Ella siempre prefirió la vida sin titulares.
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