Canta Sabina bien temprano, dice algo de los sueños rotos, y la soñadora sentada en la escalera de la buhardilla con vistas al cielo, tiene miedo.
Tiene miedo de elegir algún sueño imposible y romperlo en el camino, porque quizá no era el camino, o no era el sueño, o no era a esa hora ni en ese lugar, porque ayer le volvieron a preguntar que quién era "esa ella" que a veces quiere recorrer tantos caminos distintos el mismo año.
- ¿Quién eres tú? – le preguntaban en el cuento.
Le dijeron que eligiese cuatro sueños y que los persiguiese día a día y tuvo miedo de elegir alguno de esos sueños que se mueven veloces y en dirección contraria, tuvo miedo de elegir y por ello haber dejado de lado otros sueños que SÍ, justamente los fáciles que se hallaban ahí, a la vuelta de la esquina.
Con lo mal que se le da a ella elegir esos días en que lo quiere todo...
Y ahora llora Chavela y ni aún así el llanto le parece bello porque la soñadora, confiesa, siempre quiere reír... y que la dejen seguir soñando.
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