martes, 3 de diciembre de 2019

CARACOL



Unas manos ajenas me colocaron en la estrecha barandilla mostrándome solo dos opciones: el equilibrio o la pausa. 

Con la casa a cuestas comencé un viaje que para mí duró años. 

A solo unos centímetros del final, resbalé, cayendo exactamente en el extremo interno del penúltimo tramo. 
Ante mí solo dos opciones: la pausa o la caída. 

¡Maldito el destino del caracol! 

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