martes, 29 de octubre de 2019

RE-VIVIR



Imaginad que la vida se viviese desde la improvisación, sin dejar hueco al pensamiento y después tras una siesta, habiendo reposado la memoria, llegase la ReVida, esa parte donde nos contamos lo sucedido en voz alta, para escuchar el ritmo, la percusión del corazón, para ver si ha habido etapas demasiado largas o demasiado cortas, para confirmar que hay una unidad y que no hemos vivido a trozos. Podríamos observar a esas personas que han aparecido y desaparecido sin dejar huella, prestarnos más atención si nos damos cuenta de que hemos dejado de ser protagonistas de nuestra propia historia en algún momento.

Imaginad que tuviéramos esa segunda parte para retocar y dar con el final que más nos apetezca, equilibrar, poner las pausas, preguntarnos si la trama es verosímil aunque esté repleta de mentiras… y por supuesto observar de cerca los secretos, todo eso que la vida nos cuenta entrelíneas, lo que vamos dejando acomodado en los márgenes. 

Hoy termina mi aventura en la Universidad de Toledo. Dedicaremos la tarde a la segunda parte del proceso creativo, a ReEscribir. A algunos alumnos no les gusta, creen que la creatividad solo es el principio, “la inspiración”, me dicen. Algunos creen que palabras como caos, locura o espontaneidad están reñidas con el compromiso o la disciplina. 

¡Pobre del que entrega las riendas de su vida a la inspiración y se queda mirando por la ventana..!
Sí, para escribir hace falta una ventana, os cuento muchas veces. 

No me olvido de que después hace falta mover la mano, colocar las letras, hace falta tiempo aunque no exista, hace falta un diálogo con el cuaderno y el compromiso de responderle aquellas cuestiones que nos plantea.

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