Imagen de Noemí Villamuza |
Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla.
Alfred Hitchcock
De todos tus regalos solamente conservo la muñeca de trapo.
Permanece sentada frente a
la ventana.
Ayer la castigué para que no pudiera ver los amaneceres. Descosí su cabeza y la giré hacia el lado contrario con el fin de que nunca mirase hacia la calle.
Ella a cambio, me regaló una pesadilla.
Yo, por la mañana, tras abrir los ojos, observaba cómo su cerviz me desafiaba sobre su pecho.
Ayer la castigué para que no pudiera ver los amaneceres. Descosí su cabeza y la giré hacia el lado contrario con el fin de que nunca mirase hacia la calle.
Ella a cambio, me regaló una pesadilla.
Yo, por la mañana, tras abrir los ojos, observaba cómo su cerviz me desafiaba sobre su pecho.
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