Imagen de Anka Zhuravleva |
Logro resistirlo todo, salvo la tentación.
Oscar Wilde
Resuena en mi cabeza una
larga hilera de “noes” bañados en saudade.
Ahora se han transformado en un
quizá y mi sonrisa más picante contempla
un futuro sí, deliciosamente envuelto en tarta de manzana.
No puedo evitar imaginar
mis uñas escribiendo en tu espalda la palabra “Dédalo”
Me sueño siempre en Madrid
y de noche.
Eternas lunas que me invitan
a beber una y otra vez de aquella fuente.
Tú sabes que fuimos tantas veces que
nos rompimos.
Regresan los secretos, el
aroma a hierba y el embriagador jazz que insiste en que deposite todo mi drama
en los cuadernos.
Mi libertad pide anonimato y siempre es agradable caminar a tu lado rodeados de invisibles que
nos comprenden mejor que nuestros vecinos.
Hubo un tiempo en que me
sobraban diez cervezas y me faltaba algún abrazo.
El mal augurio de los
espejos rotos cayó en el autor de los gritos. Nunca supo que su mejor frase era
el silencio.
Salgo a la calle desnuda acompañada
de letras que danzan a su antojo para
decir verdades o mentiras.
Hoy la ciudad es un lienzo
en blanco. Ya no permito a nadie que agarre mis lápices.
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