Muñeca de papel de Maki Hino |
No tema equivocarse. Pero no cometa el mismo error dos veces.
Akio Morita
Unas tijeras oxidadas te observan desde la jaula. No quedan restos de vida entre las rejas.
El pájaro se marchó
hace años y aún permaneces en el mismo sillón apoyado en las tres mentiras. Los amaneceres
se esconden cuando ven que tu lengua tiembla cabizbaja molestando al silencio.
Fuiste
tú quien recortó su cuerpo y ahora borras las tardes vistiendo a la muñeca con
esos planos vestidos que se enganchan al doblar el papel. Solamente
acaricias sus hombros y su cintura y evitas mirarla por detrás.
Tienes
que recuperar el valor y comprobar que su espalda solo es un desnudo blanco que
recuerda al fatídico día de los
inocentes.
Pero
es tu muñeca, todo lo que te queda.
Te
pertenece y podrías incluso cortarle la cabeza y después pegarla en cualquier
otro cuerpo si eso te hace sentirte mejor. Hay montones de adhesivos que no
dejan marca y si no funciona, cualquier cicatriz se transformará en collar con
un buen rotulador.
Antes
de ensuciar poemas dibujabas; es
tu muñeca y te pertenece.
Conocí
a un personaje que pasaba todo el día cruzando puentes sin conseguir llegar al
otro lado. Tienes mucha suerte, te bastará con cuatrocientos cincuenta y un
grados para empezar un nuevo capítulo.
Anoche
sonrió, la vi. Es la pesadilla que tenía cuando era niña. Incluso movía sus
manitas y la comisura de sus labios se inclinó hacia el norte. Sé que estaba
llorando. Soy capaz de ver lágrimas aunque sean invisibles.
Yo
intenté abrazarla pero recordé aquel candado que me regalaste y permanecí
inmóvil.
Yo solo soy un pájaro que abandonó la jaula. Debes seguir jugando con las muñecas de papel, decorando sus cuellos.
Algunas
mariposas viven incluso un mes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.