Imagen de Ydk Morimoe |
Sin la amenaza del castigo no hay siquiera el placer de la fuga.
Kobo Abe
Enero me
convirtió en grieta.
Hace frío y
ellos se asoman,
lloro si me
hurgan,
recito lo que
quieren oír
antes de irme.
Me invitan a
volver
tras cada huida.
Gritan,
después susurran,
prueban con
dulzura
con violencia
con promesas
dando dos pasos
atrás
o un salto sobre mi cama usada.
Se empeñan en
meter el dedo;
ellos siempre
son más.
Una y otra vez,
otro dedo.
Me gusta, pero
vete.
Así un adiós,
tras otro.
Mañana un cambio
en el gesto,
los brazos
cerrados
sin posibilidad
de abrazo.
Yo abro mis
piernas
aprieto la boca
sin besos.
Me gusta, luego
vete.
Siete carcajadas
y un bostezo;
es tarde para llorar.
es tarde para llorar.
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