Imagen de Vikki Chu |
-Sírveme un poco de té, susurró.
Él levantó la taza y se la tendió.
- De tu boca
Yasunari Kawabata
Déjame entrar en tu cuarto, a ratos.
Ayer lo perdí todo. Llego sin equipaje, con las manos llenas de proyectos y a paso lento.
Vengo a quedarme en ese hueco de tu vida que me ofrecieron tus ojos.
Vengo a quedarme en ese hueco de tu vida que me ofrecieron tus ojos.
Préstame
unas cuantas letras. Sé que tus largos dedos manejan bien el lápiz. Yo las mezclaré
a mi antojo y conseguiré el cuento que
anhelas.
Te ofrecerè mi piel para que dibujes melodías.
Inventaremos banquetes que alternen sabores dulces y amargos; no queremos que la luna nos refleje de un solo
color.
Estar tan
cerca de tu alma me asusta y me abriga. Escucho tu respiración y me acomodo en la quietud de tu cama.
Mañana no habrá trenes.
Mañana no habrá trenes.
Me gustan los minutos que almacenas a escondidas y tu manera de regalarme el tiempo que no perdemos.
Esta
noche solo quiero abrazarte en silencio, sin aderezo.
... todo que ganar
ResponderEliminarLas almas ajenas asustan tanto como atraen. Bueno, algunas... no todas.
¿Hiciste del cuarto un cuarto propio?
Un abrazo
No, entré pero ... sin invadir ;)
EliminarMantengo mi cuarto propio, dejo también que entren, eso sí.