Imagen de Xiao Huang |
Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy.
Alejandra Pizarnik
Abandonar es placentero cuando se borran las huellas
que caminan hacia atrás consiguiendo no regresar
al lugar en el que se ha sangrado a deshora.
Decido no repetir la palabra JAMÁS.
No volver a apretar con los dedos la
superficie blanda de una mesa en la que nunca cenan dos.
Relajo los dientes y dejo de morder tu anzuelo para
aprender a besar sin miedo a las consecuencias.
Diré NO cuando me apetezca pero si me canso
del constante sonido sordo, vomitaré las letras para que tú las combines a tu antojo. Te darás cuenta de que es imposible
pronunciar tantas consonantes juntas.
Es fácil tropezar con la torpeza cuando
se vive en el letargo.
He aprendido a descoser el dobladillo de la vida para
hacerla más larga. No hablo de morir más tarde sino de sonreír antes, abrazar
despacio y mover la lengua al compás de la verdad.
En el callejón del deseo todos dormimos desnudos para
despertamos compartiendo algún pedazo de cuerpo.
Arrancar la piel de los demás es doloroso, no debiste
hacerlo.
Te agradezco que no sepas leer entre líneas porque así
no ves mis sueños y no podrás tacharlos.
No sé cuántos centímetros debe medir una frase
para que sea larga.
La piel arrancada dejó lugar a una nueva piel. Nueva. Tensa, moldeable, elástica, fuerte.
ResponderEliminarHay que dejar lo que nos aletarga y consume. Tienes mucho dentro y encontrarás, porque buscas y te mueves, dónde poder creer y crear.
"Jamás". Término absoluto. Hay que ser muy honesta, muy coherente, y no sé si un poco gilipollas, para usar los términos absolutos y que sean verdad.
Un abrazo
Gracias Ana, por estar cerca. Quizá encuentro más ahora que busco menos. Algunos "jamás" son rotundos porque cualquier otra opción es imposible en este momento.
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