Imagen de Duy Huynh |
“Regálame tu corazón y déjame entrar
a ese lugar, donde
nacen las flores,
donde nace el amor.
Entrégame tus labios rotos los quiero
besar,
los quiero curar, los voy a cuidar…”
León Larregui (Zoé)
A veces
el mundo te da una bofetada y al instante decides que nunca más perderás el
tiempo.
No vuelves a ser la misma.
Agarras
el teléfono y llamas a todos tus amigos, solamente nueve reconocen tu voz.
Borras el resto de nombres de la agenda y te sientas a fumar.
Entonces te preguntas qué coño haces,
si tú no fumas.
Vuelves
a mirarte en el espejo y descubres que te has hecho mayor. Hay tres arrugas
junto a tu ojo izquierdo que ayer no estaban. Es fácil taparlas con un poco de maquillaje pero
eres incapaz de dibujar una sonrisa auténtica.
Abres la
ventana y miras a los hombres que pasan. Alguno tiene que gustarte, la herida
no puede ser tan profunda.
Recuerdas que antes te enamoraba una bella voz; todos están tan lejos que no los oyes.
Recibes
un mensaje en el móvil, pero las letras no son lo suficientemente mágicas como para enamorarte.
Le pides al emisor que lo intente de nuevo, que escriba un maldito poema.
Antes no
pedías nada y... te dieron menos.
Confías
en tu memoria y concentras todas tus fuerzas en recordar su voz. Lo
conociste hace unos meses. Concéntrate… seguro que lo consigues.
Respondes
con un puto emoticono. Otra oportunidad que resbala entre tus dedos.
Menos mal que aún conservas la destreza para mover el lápiz y aunque suenes como la mujer dolida que eres, despiertas su curiosidad y acepta tu invitación a cenar.
Menos mal que aún conservas la destreza para mover el lápiz y aunque suenes como la mujer dolida que eres, despiertas su curiosidad y acepta tu invitación a cenar.
“- Adelante,
puedes entrar o salir, no hay cerraduras que frenen tus movimientos, pero no te
quedes a medias.
Si has
venido para que te guarde la maleta, sé
que terminarás llenándola con mis pertenencias sin pedir permiso.
Cuando
solo desees el calor de mi cama pon el cronómetro para que no me acomode. Guardaré las almohadas para que los pájaros
de mi cabeza puedan seguir su vuelo.
Te
advierto que hace poco me regalaron un manual de mentiras confeccionado acorde
a mi paciencia y aún puedo recitarlo de memoria .
No te
sientes siempre en el mismo sillón, tiene la mala costumbre de adaptarse a los
cuerpos y no sé cuánto tardaré en sustituirte.
Y ahora, ¿Cenamos?
“
El
preludio son unas cuantas palabras huecas pero sabes que él no tiene maleta y
jamás te querrá a medias.
Prefiere la
cama a tu estúpido sillón.
Además lo único que te ha pedido es curar tus labios rotos.
Es... redondo. Un círculo perfecto.
ResponderEliminar(Nueve amigos son muchos amigos, no te creas. Y ojiplática me habías dejado con lo de fumar)
Un abrazo
Gracias, Ana. ¿Fumar? Jamás ;)
EliminarLa vida es juego y mis textos metáforas; aunque hay quien se empeña en bloquear el lenguaje y que las cosas solamente sean lo que parecen.