domingo, 1 de noviembre de 2015

LABIOS ROTOS

Imagen de Duy Huynh

“Regálame tu corazón y déjame entrar 
a ese lugar, donde nacen las flores, 
donde nace el amor. 

Entrégame tus labios rotos los quiero besar, 
los quiero curar, los voy a cuidar…”
León Larregui (Zoé)

A veces el mundo te da una bofetada y al instante decides que nunca más perderás el tiempo. 
No vuelves a ser la misma. 

Agarras el teléfono y llamas a todos tus amigos, solamente nueve reconocen tu voz. 
Borras el resto de nombres de la agenda y te sientas a fumar. 
Entonces te preguntas qué coño haces, si tú no fumas. 

Vuelves a mirarte en el espejo y descubres que te has hecho mayor. Hay tres arrugas junto a tu ojo izquierdo que ayer no estaban. Es fácil taparlas con un poco de maquillaje pero eres incapaz de dibujar una sonrisa auténtica.

Abres la ventana y miras a los hombres que pasan. Alguno tiene que gustarte, la herida no puede ser tan profunda.  
Recuerdas que antes  te enamoraba  una bella voz; todos están tan lejos que no los oyes.

Recibes un mensaje en el móvil, pero las letras no son lo suficientemente mágicas como para enamorarte. Le pides al emisor que lo intente de nuevo, que escriba un maldito poema.

Antes no pedías nada y... te dieron menos.

Confías en tu memoria y concentras todas tus fuerzas en recordar su voz. Lo conociste hace  unos meses. Concéntrate… seguro que lo consigues.

Respondes con un puto emoticono. Otra oportunidad que resbala entre tus dedos.
Menos mal que aún conservas la destreza para mover el lápiz y aunque suenes como la mujer dolida que eres, despiertas su curiosidad y acepta tu invitación a cenar.

“- Adelante, puedes entrar o salir, no hay cerraduras que frenen tus movimientos, pero no te quedes a medias.
Si has venido para que te guarde la maleta, sé que terminarás llenándola con mis pertenencias sin pedir permiso.
Cuando solo desees el calor de mi cama pon el cronómetro para que no me acomode.  Guardaré las almohadas para que los pájaros de mi cabeza puedan seguir su vuelo. 
Te advierto que hace poco me regalaron un manual de mentiras confeccionado acorde a mi paciencia y aún puedo recitarlo de memoria .
No te sientes siempre en el mismo sillón, tiene la mala costumbre de adaptarse a los cuerpos y no sé cuánto tardaré en sustituirte.
Y ahora, ¿Cenamos?


El preludio son unas cuantas palabras huecas pero sabes que él no tiene maleta y jamás te querrá a medias.  
Prefiere la cama a tu estúpido sillón. 
Además lo único que te ha pedido  es curar tus labios rotos.


2 comentarios:

  1. Es... redondo. Un círculo perfecto.

    (Nueve amigos son muchos amigos, no te creas. Y ojiplática me habías dejado con lo de fumar)

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana. ¿Fumar? Jamás ;)
      La vida es juego y mis textos metáforas; aunque hay quien se empeña en bloquear el lenguaje y que las cosas solamente sean lo que parecen.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.