LA MALA HIERBA

Imagen de Keiko Hasegawa

“En la comisura de tus labios florece la mala hierba 
que seduce a los hombres como si se tratara de una flor carnívora”

Junichiro Tanizaki

Siempre me resultó fácil acostumbrarme al travieso muelle del colchón que se clava cada noche en el lado izquierdo de mi pecho.

Mis uñas han crecido y  arañan mejor que nunca.

Perdóname si meto la ropa sucia en la nevera,  el motivo es solamente una resaca sin cafeína. Te dije varias veces  que no soporto el aroma a whisky mezclado con tabaco que queda tras una fiesta desenfocada. La multitud intentará destrozar el cuero de mi sofá.

Me duele el cuello por  compartir contigo mi almohada. Mi libertad no es de tu talla

Intento acomodar algún poema en el cuaderno pero se empeña en asomarse, para arrugar almas, disparar armas.

El papel no es imprescindible para gritar. Es un débil formato que se destruye con una tormenta.

No quiero reposar mi cabeza en ningún hombre. Mis ideas prefieren la voltereta.

Mis cuentos son un reloj al que arranqué las agujas.

Que alguien me explique porqué demonios la nieve se ha quedado tan quieta en esa rama cuando su destino era el charco.

No utilices el cuchillo,  una lengua afilada basta para destruir un recuerdo.

Aunque apartes el pie para evitar pisar una hormiga, seguirás siendo la misma mala persona.

Lo ajeno nunca será tuyo.

No se puede llevar una doble vida en una isla desierta.

Yo también he bajado sin ropa interior a por una cerveza y he fantaseado con que todo el mundo se daba cuenta.

Las buenas mentiras se pronuncian una sola vez. No tientes a la suerte, sabe hacer buenos nudos.