miércoles, 12 de agosto de 2015

VÉRTIGO

Dibujo de mi amada Erika Kuhn
Me llevaba alto y luego bajo, como ningún otro revulsivo. Era mi trastorno bipolar. Mi sístole y mi diástole.
Emilio Bueso


Suelo vivir apoyada en las nubes. Me distancian de esta realidad plana y común para empujarme al otro lado del espejo. Allí me espera otro mundo que se moldea a mi gusto. 

Hoy desde la nube más pequeña, mi preferida, sentí vértigo.

Dudé porque hacía años que no rozaba con mi mano un sueño notando que estaba tan cerca. 

Quizá haya pasado demasiado tiempo volando y se haya agotado la batería de mi brújula. 

No estoy acostumbrada a que me abrace la recompensa por mi trabajo, ni a que sonrías tan temprano. 

No entiendo bien el motivo por el cual no falta nada en la nevera, la temperatura es tan agradable que sobran las sábanas y las noches fluyen desembocando en amaneceres calmos.  

Me pierdo en este laberinto de felicidad y me empeño en desconfiar cada vez que doblo una esquina por miedo a que el viento me despeine o me entre algo de arena en la mirada.

Brindaremos por haber llegado.

Quizá me acostumbre a volar, a las caricias... y desaparezca el vértigo.



2 comentarios:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.